Herramientas y metodologías
Las empresas, al igual que las personas, poseen un ciclo de vida sometido a diversas transformaciones que muchas veces no tienen el impacto deseado. Además, hay que tener en consideración que no todas las compañías son iguales ni en tamaño ni en su estructura organizacional.
Esto supone un desafío para cualquier líder a la hora de escalar su negocio, y es aquí donde muchos pierden el foco. Hay que tener en cuenta que una compañía no puede evolucionar si no posee una estructura sólida sobre la cual avanzar.
Por otro lado, si bien estas estructuras son fundamentales, no se puede pretender conservarlas intactas y que el negocio crezca. Es necesario analizarlas y adaptarlas a la nueva escala de la organización.
En el año 1972, Larry Greiner, autor de varias publicaciones sobre administración de empresas, publicó un libro donde explica las cinco etapas que atraviesa una compañía durante su crecimiento. Esta publicación tuvo tanto éxito que es tomada como referencia aun en la actualidad.
Según Larry, el mayor problema que enfrentan las organizaciones es que no se lleva a cabo un análisis de cómo está internamente la empresa. En pocas palabras, solo con proyecciones de mercado no será suficiente para determinar si el crecimiento tendrá éxito.
Básicamente la evolución de la compañía dependerá de sus propios cimientos y no tanto del mercado y las fuerzas externas. Hace falta entender de dónde venimos como negocio, dónde estamos y hacia dónde queremos avanzar.
Cada una de las fases que componen el proceso de crecimiento de una organización, posee una etapa de evolución y otra de revolución.
Durante la evolución se experimenta un crecimiento sostenido y estable sin que haya alteraciones en los procesos internos de la organización. Esta etapa suele durar entre cuatro y ocho años, y solo se llevan a cabo pequeños ajustes, pero sin alterar la estructura de la compañía.
Por otro lado, durante el período de revolución se producen cambios en la gestión con gran impacto dentro de la compañía, dando lugar a períodos de conflicto. Ambos procesos se dan de igual forma dentro de cada fase de crecimiento, comenzando por una evolución que dará lugar posteriormente a la revolución y así sucesivamente.
Dicho esto, solo las empresas que atraviesen exitosamente las etapas de revolución de cada fase, podrán pasar al siguiente nivel.
Larry Greiner estableció cinco fases de crecimiento de las empresas y estas se basan en el tipo de management o gestión que se emplea en cada una. En líneas generales, la revolución en la fase anterior, conducirá a una solución en la gestión de la nueva fase.
A continuación, ahondaremos en las cinco fases y sus respectivas etapas en orden ascendente, para entender un poco mejor de qué se trata.
Esta fase es la inicial de cualquier organización, cuando se encuentra en pleno desarrollo de un plan de negocios y explorar el mercado. El período de evolución está determinado por la creatividad. La comunicación suele ser bastante informal y toda la energía se concentra en crear e introducir al mercado los productos o servicios.
Aquí es cuando, posteriormente, se da la etapa de revolución. Esta etapa está marcada por la necesidad de liderazgo. Con la formación de un líder, se desarrollarán nuevas técnicas de gestión del negocio. Un problema muy recurrente, es que muchas veces aquellos que fundaron la compañía no se encuentran capacitados para tomar el liderazgo, y se niegan a delegar la función.
La segunda fase está caracterizada por un período de evolución enfocado a la dirección. Se sientan bases sólidas de gestión y una estructura jerárquica, logrando la especialización en los roles como en el área de contabilidad, comunicación, etc. Además, en esta instancia la comunicación se torna más formal.
A esta etapa se le sucede una revolución determinada por una crisis de autonomía. El líder es incapaz de delegar las decisiones a otros colaboradores y esta falta de autonomía se incrementa generando malestar generalizado. Los mandos medios son quienes más resienten esta crisis debido a la estructura tan centralizada de la compañía.
La tercera fase inicia con una etapa de evolución tendiente a la descentralización y delegación. Los mandos medios poseen más responsabilidades y autonomía en la toma de decisiones. Mientras tanto los altos directivos de la compañía se centran en la dirección sin involucrarse directamente en las tareas cotidianas.
Sin embargo, con el tiempo ocurre una crisis de control que da pie a una nueva revolución. Esto se produce debido a un exceso de autonomía que conlleva a perder el foco. Los mandos medios toman decisiones independientes, sin consultar a otras áreas de la organización, y es aquí cuando los directivos intentan retomar las riendas del negocio.
Esta fase inicia con una evolución caracterizada por la coordinación. Aquí se establecen nuevos procedimientos de planificación y revisión, y se lleva un registro más exhaustivo de gastos. En consecuencia, se produce una administración de recursos más eficiente.
Nuevamente surge un período de revolución por una crisis denominada “del hilo rojo”. Comienza a hacerse visible cierta burocracia en los procesos administrativos. Por ende, se pierde la comunicación efectiva entre los diferentes sectores de la compañía, desde trabajadores de primera línea hasta los altos mandos.
La revolución en la etapa anterior, dio lugar a una nueva fase. La misma comienza con un proceso de evolución marcado por la colaboración, producto de la fuerte crisis de la crisis del hilo rojo. Esta nueva etapa propone un esquema más flexible enfocado al trabajo en equipo para la resolución de problemas.
Contrariamente al resto de las fases, esta no conlleva a una crisis determinada. Muchas empresas en la actualidad aún se encuentran en la fase de colaboración, y no se determinó exactamente hacia qué crisis se dirigen.
No obstante, Larry Greiner ha predicho que quizás la próxima revolución sea hacia una “saturación psicológica”, producto de la excesiva carga de trabajo y la saturación física y emocional.
Si bien, estas fases fueron introducidas hace ya varias décadas, aún están vigentes y se utilizan como referencia en los negocios. De hecho, el primer paso hacia una expansión exitosa de la compañía es conocer estas fases y determinar en cuál se encuentra.
Una vez que se tiene conocimiento pleno de la fase a la que se pertenece, es momento de adaptarse para que las crisis que sobrevengan no tengan un impacto tan profundo. De lo contrario, lo más probable es que la empresa se estanque en alguna de las fases, y en consecuencia la competencia gane el liderazgo del mercado.
Por último y no menos importante, hay que saber buscar ayuda. Hoy en día hay muchísima información disponible, y a veces puede resultar confuso detectar la estrategia correcta para el negocio. Es por eso que una asesoría externa de la mano de profesionales, puede ayudar a la organización a determinar sus puntos de dolor y tomarlos como oportunidades para evolucionar.
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